miércoles, 28 de noviembre de 2007
PARA CERRAR UNA DOLOROSA BRECHA
EDITORIAL DEL DIARIO LA VOZ DEL INTERIOR, PUBLICADA EL SABADO 24 DE NOVIEMBRE DE 2007
“ Un pueblo sin Ejército no merece respeto ”, aseveró Charles de Gaulle, un militar dotado de un talento excepcional, no sólo como precursor del empleo de blindados en la guerra moderna ( teorías que los alemanes utilizaron para diseñar su táctica de “ guerra relámpago ”), sino también por su aguzada inteligencia política.
La inmensa mayoría de las naciones poseen fuerzas armadas, a las que atribuyen obviamente, misión de defensa, nunca de agresión, aunque a veces son utilizadas con esos fines ( Hitler, la casta militar nipona y George W. Bush son ejemplos incuestionables al respecto ).
La ministra de Defensa de la Nación, Nilda Garré, parece haber advertido, por fin, el importante rol de los hombres de armas, aun en las sociedades genuinamente democráticas.
Suiza, por caso, el país más democrático, pacifista y neutral de las últimas dos centurias ( desde el Congreso de Viena, de 1815, las naciones europeas le reconocen su neutralidad perpetua ), posee una importante fuerza: su pueblo entero puede ser movilizado en caso de conflicto, sus hermosos paisajes montañosos guardan importantes arsenales, hangares y refugios antinucleares y cuenta además con una industria de armamentos de alta tecnología, sobre todo en el sector de artillería.
Sólo un burdo infantilismo puede llevar a determinados sectores de un pueblo, que posee una rica tradición militar al servicio de la independencia, a cuestionar la existencia de las fuerzas armadas, más allá y por encima de los errores y tragedias cometidos por algunos de sus cuadros a lo largo de la historia.
El balance de lo obrado para bien y para mal por nuestros hombres de armas, arroja un saldo claramente positivo.
Durante tres cuartos de siglo (desde 1902, cuando el Congreso Nacional sancionó la llamada “ley Riccheri”, que implantó el servicio militar obligatorio), el Ejército cumplió una función fundamental en la educación y la salud de generaciones de reclutas, sobre todo de los provenientes de regiones hundidas en la miseria y el abandono.
No menos importantes fueron las visiones económicas e industriales de generales como Enrique Moscóni y Manuel Savio, propulsores de la petroquímica y la siderurgia.
Es verdad que a partir de 1930 y hasta el trágico 1976, se apartaron demasiado de su misión profesional para interrumpir procesos de democratización e instaurar gobiernos autoritarios, que desembocaron en la cruel dictadura que durante siete años propagó el terrorismo de Estado, en todo el territorio nacional.
Pero también lo es, que más de una quiebra institucional, fue instigada por políticos y aun por grandes segmentos de la civilidad, que incurrieron en el error de atribuirles una insólita función de supremo tribunal de alzada de la República.
Acierta la ministra cuando afirma: “También hay que hacer la crítica de que los civiles no nos involucrábamos en los temas de las Fuerzas Armadas y de la defensa. Es responsabilidad de la dirigencia política involucrarse en los temas de la defensa y la seguridad. La idea no es delegar, sino conducir este proceso y potenciar de todas las formas posibles un diálogo fecundo entre las Fuerzas Armadas”.
Que la ministra Garré se haya visto en la necesidad de afirmar que las Fuerzas Armadas son una institución indispensable, es mucho más que un tardío reconocimiento de lo obvio. Porque queriéndolo o no, proyectaba una imagen revanchista, para la cual contó con el estímulo del propio presidente de la República, Nestor Kirchner, quien lanzó contra las Fuerzas Armadas un gratuito y agraviante desafío, al decir y repetir que no les tenía miedo.
Olvidaba que la Constitución Nacional reconoce al primer mandatario el grado de “comandante en jefe de todas las Fuerzas Armadas de la Nación”. Mal estaría que un jefe militar temiese a sus subordinados.
En este sentido los ex presidentes Arturo Frondizi y Arturo Illía, dieron históricas lecciones de coraje cívico, sin necesidad de inútiles baladronadas.
Cabe esperar que las declaraciones de Garré se traduzcan en hechos que ayuden a cerrar la dolorosa brecha abierta entre la civilidad y los militares en aquel infausto 24 de marzo de 1976.
HASTA AQUÍ, LA NOTA EDITORIAL DE LA VOZ DEL INTERIOR.
RECORDEMOS QUE LA HOY MINISTRA DE DEFENSA, NILDA GARRÉ, SERÍA LA MISMA PERSONA, FANÁTICA ANTIMILITARISTA, QUE LE HABRÍA DICHO A JORGE BORN, MIENTRAS ESTABA SECUESTRADO JUNTO A SU HERMANO, EN PODER DE LOS MONTONEROS: “PAGA JORGE, ASÍ TE VAS RÁPIDO”. (VERSIÓN DE JORGE YOFRE, EX JEFE DE LA SIDE ).
Y COMO HECHO CONCRETO, FUE LA MUJER DE ABAL MEDINA, UNO DE LOS PRINCIPALES DIRIGENTES MONTONEROS EN LA DÉCADA DEL 70.
ES INDUDABLE QUE LA MINISTRA GARRÉ, HABLA POR BOCA DEL MATRIMONIO PRESIDENCIAL Y SEÑALA LOS TÉRMINOS DIALOGAR Y CONDUCIR, PERO NADA DICE SOBRE PLANES Y PROGRAMAS ESTRATÉGICOS PARA LAS FUERZAS ARMADAS, MIENTRAS BRASIL, POR EJEMPLO, TENDRÁ SU PRIMER SUBMARINO NUCLEAR EN EL AÑO 2015 Y CHILE, CONTINÚA CON SUS PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EN MATERIA DE TECNOLOGÍA MILITAR.
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